viernes, 22 de abril de 2011

Desde entonces, te hospedas en mi cuello infinitamente.

En el ambiente solo se respiraba euforia y deseo.Ella se hayaba allí, desde temprano, tratando de reservarse una posición para tenerlo más y más cerca, mientras se fumaba todos los cigarrillos que en tres meses había abandonado.
Con el abrir de las puertas, y dos cajetillas e intentos de filtro danzando a su alrededor, su corazón percibió el éxtasis que viviría, pero jamás con tal gravedad como la que finalmente conllevaría al infarto.

Humo, humo y más humo. Lágrimas cálidas, abrazos eléctricos, beso ajustado al microsegundo. Un solo objeto que probaría lo físico, pero mil recuerdos que sin anotación previa serían efímeros.
-Tan solo nos quedará Barcelona-, susurra el viento desde entonces con ecos que entonan un requiem sonoro.

[Peter Doherty - 180411]




( Siento mi ausencia, he estado muerta y aún carezco de vida)