miércoles, 15 de septiembre de 2010

Los adjetivos nunca son suficientes para clasificarte.

Siempre mi corazón se alteraba cada vez que oía ese sonido inconfundible.
Tus palabras escritas aparecían reflejadas en el monitor de mi PC, así como aparecía rápidamente una sonrisa que iluminaba mi cara.
El ''hola, ¿qué tal?'' no estaba en nuestros parámetros ni en temas que tratar; en ellos sólo las bromas existían, esas bromas que siempre hacían que surgiese la duda de si eran escritas con los mismos sentimientos que yo albergaba.
¿Mi confusión? Simple, ella.
¿Un consejo? Valórate.
¿Un deseo? Déjame valorarte.

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