Lava tu cara, hazle una mueca al mundo.
Escoge tu jersey de punto favorito y cálzate tus botas, no es momento para cavilar entre el verde guisante y el azul aguamarino.
Es hora de perderse en las calles, hora de paralizar el reloj para que únicamente tú tomes el control, hora de lo que te dé la gana.
Que no te importe nada; que no te importe nadie.
Deja de comprar sus cigarrillos.
Deja de impregnar tu habitación con su perfume.
Deja todo atrás, no quieras continuar más este cuento de hadas polvoriento.
Tú eras como la heroína, no una droga, no, cara. Pero hemos llegado a tal punto en el que hablando de sexo te asocian con la valeriana. No es justo si lo único que se te daba mal era querer, ¿no crees? Simplemente es triste. Aun así, no te preocupes, tu cara es el menor de tus problemas.
